Día 5: 15 horas en 3 autobuses para dirigirnos a la nada a ver lo impresionante

Este día realmente lo utilizamos únicamente para poder llegar a Takht-e Suleiman, unas ruinas que se encuentran a 30 kilómetros de Takab, que está a su vez a unos 300 Km. de Tabriz. Aunque un día para llegar al lugar suene como mucho tiempo “perdido”, si se dispone del tiempo realmente recomendamos ir a este sitio.

Nosotros explicaremos cómo le hicimos para llegar aquí desde Ardebil, aunque entendemos que esto será solamente para intentar orientaros un poco. Irán tiene tantos medios de transporte (autobuses, mini-buses, taxis compartidos, taxis privados, coches particulares) que realmente el cómo llegues dependerá de lo que el local te entienda, de tu habilidad para negociar, de la persona a la que le estés preguntando, de la disponibilidad de transporte en ese momento, y un montón de variables más que solo de pensarlo me da escalofríos.

Otra cosa importante de cuando te mueves por estos lares de Irán es de olvidarte de hacer cálculos de tiempo con base en las distancias. Por poner un ejemplo, la distancia entre Ardebil y Tabriz son 200 kilómetros. Nosotros los hicimos en 5 horas. Hay que considerar que el autobús no sale hasta que esté lleno, después irá recogiendo gente en la carretera si es que no alcanzó a llenarse, luego quizás al conductor se le ocurre detenerse para beberse un buen té, esto sin olvidar pequeños encargos y envíos que gente en la carretera hace, entre otras historias más que hacen que pasen las horas.

Así que lo que hicimos nosotros fue irnos de Ardebil a Tabriz y de Tabriz a Takab. Dormimos en esta última ciudad y ya de aquí cogimos un taxi privado al día siguiente por la mañana para ir a Takht-e Suleiman.

De Ardebil a Tabriz nos fuimos en autobús y nos costó 100.000R – 2,70€ por persona. De ahí tomamos otro autobús hacia Shandej (85.000R – 2,30€ por persona). Aquí conocimos a Reza, un joven bastante platicador que nos hizo más ameno el viaje. Otros tres iraníes que no controlaban el inglés se vieron finalmente aliviados cuando vieron que su compatriota Reza sí. Se notaba que a los pasajeros del autobús les intrigaba sobremanera saber quiénes éramos, de dónde veníamos, y qué hacíamos en este lugar tan recóndito de Irán. Fueron preguntas que Reza nos tradujo entre otras más de las cientos que nos dispararon.

Después de Shandej tomamos otro autobús hasta Takab (80.000R – 2,15€). Habíamos salido de Ardebil como a las ocho de la mañana y finalmente habíamos llegado a Takab a las once de la noche. Afortunadamente ya era aquí donde pasaríamos noche.

Definitivamente el viaje a Irán sería mucho más pesado si no fuera por la amabilidad de su gente. Apenas llegar a Takab conocimos a Mahdi y Soheil, dos hermanos que nos ayudaron no solo a encontrar alojamiento, sino que regatearlo y también encontrar un taxi privado para nuestra excursión del día siguiente.

Parece ser que el único hotel de Katab es el Rangi (1.089.000R – 29,50€ por noche por habitación doble con baño privado e Internet de mala calidad). Donde te deje el autobús cualquier viandante sabrá indicarte el camino.

Había sido un día largo y cansado, así que era momento de descansar para recuperar energías para el gran Trono de Salomón.

Anterior
Anterior

Día 4: Ardebil, cuna de uno de los mayores imperios iraníes

Siguiente
Siguiente

Día 6: Takth-e Suleiman, lugar de la eterna llama de los reyes guerreros