Día 2: Alamut, la secta de los asesinos

Arreglamos nuestra excursión hacia el Castillo de los Asesinos a través de nuestro hotel. Pensamos que es lo más sencillo puesto que ya tienen las excursiones organizadas y los conductores saben bien a dónde ir. Aunque estén los paquetes ya organizados, esto no quita que puedas negociar. Ni siquiera nos planteamos irnos en transporte público ya que seguramente se perdería mucho tiempo.

Considera un día entero para hacer esta excursión. Nosotros hicimos 10 horas en total para visitar el Castillo de los Asesinos y el castillo Lambsar. En total pagamos por el coche 1.800.000R (48€). La entrada al Castillo de los Asesinos (100.000R – 2,70€) es aparte.

Nuestro conductor se llama Mehdi, y aunque no tiene correo electrónico, su teléfono es 091090885661 por si os interesa contactarle. Es una persona bastante amable aunque habla poco inglés. Y eso sí, espero que no os asuste la velocidad, ya que Mehdi es un fanático de las carreras y no le importaba que fuéramos por una angosta carretera de montaña llena de camiones.

Pequeña carretera por la que Mehdi le encantaba correr

Valle del Alamut, con las montañas Alborz de fondo

Todo este camino sería difícil recorrerlo en época de invierno o lluvias; o si estuviéramos siglos atrás, hubiera sido imposible recorrerlo en cualquier época del año cuando la secta de los Asesinos reinaba. Ésta era una secta chií que tenía aterrorizada a la comunidad musulmana desde Egipto hasta Persia, pasando por Siria e Iraq. Sobre su fundador, Hasan as-Sabbah, se dice que era una persona bastante culta y sensible a la poesía. Nació en 1048 en la ciudad de Rayy, una ciudad muy cerca de, donde años después, se fundaría Teherán.

Cuando nace Hasan la mayoría de Asia Central era chiita, por lo que él crece bajo esta rama del Islam. No obstante, en la época de su juventud, las cosas habían cambiado radicalmente. Los selyúcidas, que eran una dinastía turca, conquistaron y gobernaron lo que hoy es Irán e Iraq e impusieron un sunismo ultraortodoxo. El chiismo había quedado no solo reducido a una pequeña secta, sino que era también perseguido. A Hasan as-Sabbah no le gustó esto y juró venganza.

Así, en 1090 funda una de las sectas más temidas de todos los tiempos y toma el Castillo del Alamut. El castillo ya estaba en pie desde el año 860 d.C.

Castillo del Alamut en una fuerte rehabilitación

Este castillo sería la base militar de Hasan as-Sabbah, y desde aquí comenzaría a idear sus planes para asesinar a sus enemigos, es decir, todo aquél que se opusiera a su poder, especialmente musulmanes suníes. Curiosamente no se llevó tan mal con los cruzados cristianos, ya que los veía también como enemigos de los suníes, haciendo honor al refrán “los enemigos de mis enemigos son mis amigos”.

Hasan as-Sabbah es un personaje misterioso dentro de la historia iraní y del Islam. Sus métodos incluían una estricta interpretación del Islam, un lavado de cerebro de sus seguidores donde eran encomendados a cometer sanguinarias matanzas en lugares públicos con pocas posibilidades de salir vivos, y un culto a la personalidad de su líder. Se podría argumentar que son los mismos métodos que siguen grupos terroristas de la actualidad como el Estado Islámico o Al-Qaeda.

Dentro del Castillo del Alamut no estaba permitida la entrada a mujeres ni el alcohol. Todos tenían un estricto entrenamiento militar y eran severamente castigados en caso de incumplimiento de alguna norma. Según se dice, Hasan as-Sabbah mandó matar a su propio hijo cuando se descubrió que éste había ingerido alcohol. Era necesario poner el ejemplo.

 

Interior del Castillo del Alamut

 

Hasan as-Sabbah fue tomando más poder y cada vez su secta de seguidores se fue expandiendo por todas las tierras del Islam. Desde el Castillo del Alamut se comenzarían a planificar los asesinatos de los enemigos de Hasan.

Los seguidores de esta secta se inmiscuían sigilosamente en la vida diaria de su próxima víctima durante días o semanas, sin que ésta sospechara nada. Pero cuando llegaba el momento de matar, el asesino buscaba que hubiera el mayor número de testigos y que ocurriera en un lugar público. Por esta razón, decenas de víctimas de Hasan perecieron apuñaladas en las mezquitas principales de ciudades como Alepo, Damasco o Baghdad durante el rezo del mediodía del viernes, ante la mirada atónita de cientos de feligreses.

Castillo del Alamut

La gente estaba asustada y ya no se atrevía a opinar en contra de esta secta en público. Y es que tenían motivos para estarlo. En 1092, tan solo con dos años de existencia de esta secta, Hasan ya había matado a Nizam al-Mulk, que era el visir turco que durante 30 años había organizado y armado el nuevo imperio selyúcida sunita. A partir de aquí ya no se hablaba más sobre conquistas del imperio selyúcida, sino que se hablaba de sus guerras internas de sucesión. El imperio selyúcida había alcanzado su cénit con al-Mulk y ahora estaba en declive por los Asesinos. No cabía duda del éxito de la secta.

Fue tal la magnitud de muertes provocadas por los seguidores de Hasan as-Sabbah, que según parece le debemos a esta secta el origen de la palabra “asesino”.

Según las fuentes, los seguidores de Hasan mataban con tal frialdad y saña, que se decía tenían que estar bajo la influencia del hashish, por lo que sus contemporáneos les comenzaron a llamar en árabe “hashashin (los que fuman hashish)”, misma palabra que con el paso del tiempo fue derivando en “asesino”.

Otra teoría es que en las afueras del Castillo del Alamut, Hasan había instalado un frondoso jardín lleno de frutos y hermosas mujeres vírgenes. Antes de una misión, Hasan le ofrecía hashish a su sicario para que tuviera una probada de lo que sería el paraíso si moría durante la misión. Bajo los efectos del hashish, y paseando por ese hermoso jardín, el homicida pensaría que estaba realmente en el paraíso.

Vistas desde el Castillo del Alamut… ¿sería éste el lugar donde estaba el jardín de Hasan as-Sabbah que pretendía ser el paraíso?

Hasan pasó sus últimos años en el Castillo del Alamut, donde se dice que tenía una extensa biblioteca. Llevó una vida asceta de estudio (hablaba griego y latín) y oración. Después del rezo, sus informantes le actualizaban sobre los últimos asesinatos santos cometidos. Murió por enfermedad en el castillo en 1124, a sus 90 años, pero con esto la secta que él fundó no se debilitó, sino que siguió con más fuerza sus matanzas políticas y religiosas por toda la región. Estos Asesinos tenían tal fama que incluso a veces eran contratados como mercenarios por individuos que no pertenecían a la secta. El caso más famoso es el del rey inglés Ricardo Corazón de León, quien contrató a 2 Asesinos para que mataran a Conrad I, rey de Jerusalén, en el año 1192. Conrad I murió apuñalado en plena luz de día cerca de una iglesia de Jerusalén.

Nunca nadie logró conquistar el Castillo del Alamut ni en vida de Hasan ni después de la muerte de éste. Y es que su castillo se encuentra en un lugar totalmente inexpugnable. Incluso para subir a él hoy en día es imposible hacerlo en coche y hay que subir andando por unos 30 o 40 minutos. No sería hasta 1256 que los mongoles lograrían hacerse con el castillo después de un año de batallas.

Camino para subir andando al Castillo del Alamut, que fue totalmente inexpugnable hasta la conquista de los mongoles en 1256

La secta de los Asesinos no solo tenía este castillo, sino que fueron conquistando varios por la región. Hoy en día todavía pueden visitarse muchos, aunque por lo inhóspito del lugar se necesita guía y al menos una semana. Hay castillos que se necesitan mucha condición física para llegar a ellos.

Otro que visitamos fue Lambsar.

El castillo Lambsar también fue conquistado por los mongoles en el siglo XIII

Al igual que el castillo del Alamut, éste también vio sus últimos días bajo el yugo mongol. El líder mongol Hulaku Khan mandó destruir el castillo y decapitar a todo aquél que hubiera quedado vivo.

Llevábamos ya varias horas bajo el sol y escuchando sobre muertes sanguinarias. Era momento de un poco de amabilidad, y afortunadamente nuestro conductor Mahdi nos la proporcionó. Nos invitó amablemente a comer a su casa en compañía de su famila. Y después de esa buena comida hasta aquí llegaría nuestro día de hoy.

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