Día 6: Monastir, en el ribat más antiguo del maghreb
Íbamos en tren hacia Monastir, otra antigua ciudad árabe costera. Al escuchar el evocador nombre de esta ciudad, lo primero que se nos viene a la mente es “monasterio”, y no estaremos tan errados, ya que ése es el orígen de su nombre, debido al inmenso monasterio-fortaleza (ribat) (7 TND - 2,18 €) que hay en la ciudad.
Los fenicios fueron los primeros en establecerse en esta ciudad, miles de años atrás. Después, los romanos se apoderaron de ella cuando lograron derrotar a Cartago.
Unos años después, Julio César gobernaba Roma junto con Pompeyo y Craso a través del primer triunvirato. Julio César sin embargo fue captando más la atención de la gente de a pie, cosa que no gustó al Senado romano. El Senado, temeroso del poder que estaba ganando Julio César, le ordenó que redujera su número de legiones, y después que dejara de liderar a su ejército. Julió César se encontraba en la actual Francia y Bélgica luchando por extender el poder de Roma hacia aquella zona en las guerras de las galias. Al enterarse de todo esto, Julió César marcha a Roma y entra a la ciudad con su ejército, detalle que estaba prohibido por ley.
Pompeyo huye al sur de Italia y él ahí se arma con sus propias legiones también. Y entonces es cuando comenzaría una guerra civil por el poder entre Pompeyo y Julio César. Esta guerra duró 4 años (49 - 45 a.C.), y se luchó en Italia, Grecia, Egipto, Hispania y África (es decir, la provincia romana donde se encuentra ahora Túnez). Julio César utilizó Monastir (Ruspina en aquél entonces) como la base para lanzar los ataques en contra de Pompeyo. Desgraciadamente hoy en la ciudad prácticamente no queda nada romano por ver. Al parecer hay unas ruinas a unos 5 kilómetros a las afueras de la ciudad pero nosotros no fuímos. Para el que tenga duda sobre el desenlace de la guerra civil romana, Pompeyo muere asesinado en Egipto, por lo que Julio César gana la contienda y se convierte en el Dictador Perpetuo de Roma. Aquí también es cuando muere La República (509 - 27 a.C.) de Roma para nacer el Imperio Romano (27 a.C. al 476 d.C.).
Con la llegada de los árabes en el siglo VIII, es cuando construyen el ribat arriba mencionado. Y desde aquí se planearían constantes ataques a la Sicilia cristiana.
Este colosal Ribat fue construido en el año 796 por Harthama ben Ayan. Algunas fuentes citan a este ribat como el más antiguo de todo el maghreb.
Y ha servido de escanario para varias películas como Jesús de Nazareth y La vida de Brian de los Monty Python.
Además de por sus dimensiones y antigüedad, este ribat se distingue del resto puesto que es el único que tenía 2 salas de oración por dentro y, porque había una sección destinada a mujeres. Por más que investigué no pude encontrar si eran mujeres guerreras también, o si más bien eran mujeres dedicadas al comercio, ya que en tiempos de paz, los ribats servían para acoger caravanas comerciales y realizar negocios.
En el siglo XVI el ribat fue atacado por barcos españoles.
El contexto era la batalla de Girolata en 1540, que fue una batalla naval entre barcos hispano-genoveses por un lado, y otomanos por el otro. El motivo de la contienda era el control del Mediterráneo entre el emperador Carlos V y el sultán Solimán el Magnífico.
A un costado del ribat se encuentra la Gran Mezquita de Monastir, del siglo IX.
De esta mezquita llaman la atención 2 cosas: 1) que esté muy próxima al mar, cuando normalmente solían estar dentro de la medina y 2) que precisamente estando tan cerca del mar no esté fortificada como la de Susa. Las columnas de la fachada son columnas romanas traídas desde Ruspina.
Del otro lado del monasterio-fortaleza se encuentra el cementerio Sidi Mezri, que lleva el nombre del santo patrono de la ciudad, de orígen siciliano. Su tumba, del siglo XII, es la que tiene la cúpula.
Y a un costado del cementerio tenemos el faraónico mausoleo de Habib Bourguiba (9 TND - 2,82 €), quien fue el Presidente de Túnez desde la independencia de Francia en 1956 hasta 1987. Él también fue una figura clave en la lucha y conquista de la independencia de Túnez.
Durante su gobierno, Habib Bourguiba fortaleció el sistema educativo del país, desarrolló la economía y buscó una política exterior neutral, a diferencia de otros países árabes. En definitiva, sentó las bases del Túnez moderno que conocemos hoy en día. Aún así, obviamente no todo era de color de rosa, ya que al fin y al cabo estableció un sistema presidencial donde él estuvo 31 años en el poder (fue finalmente depuesto por un golpe de estado provocado por el siguiente presidente, Ben Alí), favoreció a su natal Monastir de manera desproporcionada con el resto del país, y durante sus 3 décadas en el poder se fue creando un culto hacia su persona, autoproclamándose “presidente de por vida” y el “combatiente supremo”. Tal vez de esta megalomanía es de donde venga el enorme mausoleo que se construyó.
Cerca de ahí se encuentra la mezquita Bourguiba del año 1963 (y también cerrada).
Y con esto terminaría nuestro recorrido por Monastir. Aunque parezca que la ciudad tiene poco por ver (y es así), ésta y otras ciudades tunecinas tienen un encanto que las hace agradables callejearlas, en especial si sus medinas están bien conservadas. Así que es lo que hicimos con Monastir, nos fuimos a recorrer su medina y sus murallas con tranquilidad y después a beber una cervecita esperando a que saliera nuestro tren de vuelta a Susa. Además, y afortunadamente, había dejado de llover, porque en cuanto llegamos a Monastir, tal parecía que se caía el cielo a pedazos:
Por último, y como parte de la muralla, vimos una torre defensiva bastante parecida a la Torre del Oro de Sevilla, seguramente la arquitectura de una habría influenciado a la otra.
Ahora sí era el momento de esa tan esperada cervecita. Y después de ahí para el tren de regreso a Susa, para volver a pasar noche ahí y mañana continuar el viaje hacia Kairouán.