Día 7: Bukhara, la ciudad que volvió a florecer
Se puede decir que Bukhara tuvo 2 épocas de esplendor: la primera época es durante los siglos IX-X d.C. y es la que vimos ayer, incluso con algunos ejemplos de edificios más antiguos; y la Bukhara que recorreremos hoy es la de su segunda época de esplendor durante los siglos XVI y XVII bajo la dinastía Shaybánida.
¿Qué ocurrió entre estas 2 épocas de esplendor? Sucedió que la dinastía karajánida (de origen túrquico) conquistó Bukhara debido a las riquezas y poder que albergaba esta ciudad; en 1220 llegó Ghengis Khan destruyendo todo a su paso, y en 1370 la ciudad cayó bajo el poder de los timúridas de Samarcanda. Cada una de estas breves dinastías dejó también su huella en la ciudad, e incluso veremos algunos edificios de este periodo también, pero definitivamente ya sería en el siglo XVI cuando Bukhara otra vez vuelve a florecer.
Así que, ¡vamos allá!
Lo primero que vimos fue el complejo Poi-Kalyan, que consiste en 3 monumentos que datan de inicios del siglo XII: el minarete Kalon, la mezquita Kalon, y la madrasa (escuela coránica) Mir-i-Arab. De los 3 monumentos solo el minarete es el que se mantiene intacto. La mezquita y madrasa fueron destruidas por los mongoles en 1220, por lo tanto lo que podemos ver actualmente son reconstrucciones del siglo XVI.
El minarete Kalon es el más antiguo de los 3 monumentos, fue construido en época karajánida en 1127. Tiene 48 metros de altura (más 10 m. más de cimientos) y a día de hoy sigue siendo el minarete más alto de toda Bukhara y en su época de construcción fue la edificación más alta de toda Asia Central. Este minarete era lo primero que veían las exhaustas caravanas que venían haciendo su travesía por el desierto al momento de acercarse a Bukhara. Incluso, durante las noches la parte superior del minarete era iluminado con un enorme fuego para que sirviera como faro a las caravanas que venían desde la Ruta de la Seda.
Este minarete es de lo poco que Ghengis Khan dejó en pie a su paso por Bukhara. Según se cuenta el líder mongol estaba sorprendido por la altura de tal monumento. Tanto que, al voltear hacia arriba se le cayó su casco. Al momento de agacharse para recogerlo dijo: “Nunca me he postrado ante nadie ni nada, pero este edificio es tan grandioso que merece tal reverencia en señal de respeto”. Como veremos a continuación, la mezquita Kalon no inspiró el mismo respeto al líder militar por lo que no tuvo la misma suerte: ésta fue destruida por completo.
Según cuenta la leyenda, durante la conquista militar de Ghengis Khan, éste entraría desafiante a la mezquita pensando que era el palacio del sultán. Buscó al sultán por todas partes pero no lo pudo encontrar. En eso, uno de sus ayudantes le confirmó que no era un palacio, si no una mezquita. Cuando le dijeron a Gengis Khan que se trataba de un edificio religioso, se subió al púlpito, y desde ahí se dice que gritó: “¡soy el castigo de dios por todos vuestros pecados!”. Y a partir de ahí la mezquita, junto con Bukhara, comenzaría a arder…
Lo último que nos quedaría por visitar es la madrasa Mir-i-Arab (Príncipe de los árabes). Esta madrasa que vemos hoy en día también es una reconstrucción del siglo XVI durante época Shaybánida, pues la anterior del siglo XII de época Karajánida fue destruida por los mongoles.
Según se cuenta para la reconstrucción de la actual madrasa fue necesaria la venta de 3.000 prisioneros persas que Ubaidullah-Khan, nieto del gobernante Shaybani-Khan, tenía como esclavos. Esta escuela tiene 114 aulas y en época Shaybánida fue una de las mejores escuelas de toda la región. Grandes filósofos y científicos estudiaron aquí. Hoy en día sigue operando como escuela, por lo que desgraciadamente no pudimos entrar.
Siguiendo avanzando, llegaríamos ahora a otras madrasas: Ulugbek y Abdul Aziz Khan.
La madrasa Ulugbek es la más antigua de las 2, de 1417. Fue construida por el príncipe Ulugbek que deseaba atraer a su reino todo el conocimiento y saber máximo posible. En Samarcanda estaba su trono pero no por ello quería dejar olvidada a Bukhara, que había mostrado su brillo en la época dorada del Islam en el sigo X, y que además era también una parada importante en la Ruta de la Seda.
La madrasa de Abdul Aziz Khan es relativamente mucho más moderna, de 1652.
Con la llegada al poder de la dinastía Shaybánida en el siglo XVI Bukhara se embelleció a conciencia a través de diferentes monumentos. Entre las principales obras está el complejo Poi-Kalyan descrito más arriba, donde la mezquita y madrasa fueron reconstruidas después de la destrucción de los mongoles. Por otro lado, otra de las obras más representativas de esta dinastía que marca la prosperidad de la ciudad es el complejo Lyabi-Khauz. Este complejo consiste en una gran plaza con un estanque de 5 metros de profundidad. En las orillas del estanque se encuentran 3 grandes edificios que veríamos a continuación.
Primero tenemos la madrasa Nadir Divan-Begi. Originalmente fue concebida como un caravasar, pero según cuenta la leyenda, cuando ya casi terminaban de construirla y el rey iba pasando por ahí, exclamó: “¡Pero qué bella madrasa!”. Y como el rey nunca podía estar equivocado, entonces rápidamente cambiaron los planes y el edificio fue convertido en madrasa.
La “madrasa” fue comenzada a construir en 1623. Y debido a que originalmente iba a ser un caravasar, realmente hay poco espacio que pudiese ser utilizado como grandes aulas, por lo que se cree que a lo mucho este lugar sirvió para alojar a estudiantes.
A un lado tenemos el Khanaka Nadir Divan-Begi, de 1620. Un khanaka era un modesto refugio para peregrinos. Con el paso del tiempo estos modestos refugios se fueron convirtiendo en complejos, donde se podría encontrar una mezquita y en ocasiones algún mausoleo. Después los khanakas se fueron convirtiendo en centros de enseñanza, donde se podía aprender sobre religión, lectura y escritura. Generalmente los khanakas albergaban alguna biblioteca también.
Y por último está la madrasa Kukeldash, de 1569 por lo que la convierte en el edificio más antiguo de Lyabi-Khauz. Esta madrasa tiene 160 habitaciones que podían acomodar a 320 alumnos.
Después de esto decidimos ir al pequeño pero curioso Char Minar.
Ésta es la antigua entrada de una madrasa que prácticamente ya no existe. Para llegar a él hay que caminar por unas callejuelas laberínticas para que después uno se vea recompensado con ver cómo se abre un espacio, y en el centro de ese espacio, está esta bonita edificación.
Char Minar es de 1807 y fue mandado construir por Khalif Niyazkul, un rico mercader de Turkmenistán. Esta pequeña madrasa daría cabida a solamente unos 15-20 alumnos. Aunque es pequeña, merece la pena irla a visitar por su curiosa arquitectura, que hay quienes dicen tiene cierta reminiscencia a la India, ya que nuestro rico mercader viajó por todo el mundo y al parecer era atraído por la arquitectura de este país.
Con esto terminaríamos nuestro recorrido por esta evocadora ciudad. Era momento de relajarse un poco ya que mañana partiríamos para la ciudad-oasis de Khiva, otra parada obligada de la Ruta de la Seda.