Día 7: Kairouan, capital de 3 dinastías y de un gran pasado político y religioso

No hay trenes de Sousa a Kairouan, por lo que Óscar y yo tuvimos que dirigirnos ahí en “louage” (furgoneta) (alrededor de 8 TND - 2,50 €). Esta ciudad se sale un poco de la ruta clásica turística costera, por lo que estábamos dejando atrás la costa y adentrándonos en Túnez. Después de una hora y media aproximadamente, estábamos llegando a las afueras de Kairouan.

Esta ciudad tiene varios monumentos que visitar, por lo que te recomendamos comprar un pase que te permite visitar todos ellos durante un día. Este billete cuesta 10 TND - 3,11 € e incluye los sitios descritos abajo: las cisternas aglabíes, la Gran Mezquita de Kairouan y la mezquita “del barbero”.

Tengo que admitir que nunca había escuchado el nombre de esta ciudad, a pesar de la importancia que ha tenido. Desde aquí se planificó la conquista árabe de España; y Kairouan es la cuarta ciudad más santa musulmana después de la Meca, Medina y Jerusalén. Esta ciudad era tan importante que sus gobernantes eran puestos a dedo directamente desde Damasco y Baghdad. 

Hoy en día Kairouan todavía conserva sus murallas, y su medina es un viaje en el tiempo. 

El nombre de “Kairouan” significa “campamento” en árabe (kairuwân). Y esto hace referencia a cuando el General árabe Uqba bin Nafi iba cruzando los desiertos del norte de África conquistando a su paso. Y en este punto, a mitad del desierto en aquél entonces, y alejado del mar y las montañas, decidió establecer un campamento militar en el 670 d.C., mismo que iría creciendo en importancia, ya que desde aquí se organizarían las conquistas militares del resto del maghreb y España.

De hecho, según se dice que cuando llegaron los árabes por aquí, le preguntaron a los bereberes que ya vivían en esta región, que quién vivía del otro lado del estrecho, a lo que los bereber contestaron: “tamort-u-ándalos”, o dicho en español: la tierra de los vándalos. Los vándalos fueron un pueblo germano que ocuparon brevemente la península ibérica, y de ahí bajaron a Marruecos y el norte de África hasta Sicilia. Por eso, los bereber al ver que este pueblo cruzó desde la península ibérica, le llamaban a esa zona como la tierra de los vándalos. Y los árabes simplemente añaden su artículo y es así como tenemos el nombre de al-Andalús, Andalucía. 

Finalmente en el 692 d.C. Kairouan se convierte en la capital de lo que antaño fue la provincia romana Ifriqiya (actual Túnez, Oeste de Libia y Este de Argelia).

De esta ciudad es donde salió el General Tarik Ibn Ziyad, quien conquistó a Hispania y puso también su nombre a un peñón: Jebel Tarik (montaña de Tarik), nombre que derivaría en “Gibraltar”.

Pero obviamente no todo el pasado de esta ciudad fue militar. De hecho, alrededor del año 800 es cuando la ciudad comienza a vivir una época de gran esplendor bajo la dinastía aglabí, donde Kairouan sería la capital y uno de los centros culturales más importantes del mundo árabe. Ciencias religiosas y seculares florecieron, así como el arte y la literatura. En las madrasas de la ciudad se enseñó el árabe y el islam.

Muchos karouaníes emigraron tiempo más tarde a una nueva ciudad fundada en el maghreb: Fez (actual Marruecos).

Ahí fundarían la Universidad de Al-Karouine en el año 859 d.C., siendo la universidad más antigua del mundo a día de hoy en constante uso, y siendo una de las universidades más importante del mundo islámico. 

Medina de Fez, Marruecos

De vuelta a Kairouan, el origen de todo este resplandor de arte y cultura no estaría limitado solamente a los árabes, sino que también floreció una vibrante comunidad judía en esta ciudad, que contribuyó a colocar a Kairouan en el mapa mundial de la época. Kairouan fue el principal centro económico y cultural judío del norte de África. Durante esta época Kairouan y su academia judía eran reconocidos como un importante lugar para estudiar y aprender el Talmud. Los académicos judíos de Kairouan tenían constante correspondencia con las comunidades judías desde Medio Oriente hasta Toledo. Y esta comunidad estaba presente en las más altas esferas de la ciudad. Por mencionar unos ejemplos, Isaac Israeli fue el médico de Ziyadt Allah III, el último soberano aglabí (903-909), y después continuaría al servicio del siguiente gobernante, Ubayd Allah al-Mahdi (910-934), fundador de la dinastía fatimí en Túnez. 

Kairouan resultó ser un importante imán que judíos de Hispania, Italia, y otras ciudades del maghreb emigraron a Kairouan. Fue de todos estos migrantes que se encontraron en Kairouan que a día de hoy varios apellidos judíos se conservan, como: Andalusi (de Andalucía), Fasi (de Fez), y Siqili (de Sicilia).

Poco a poco este esplendor comenzó a apagarse. En el año 912 el primer califa de la dinastía fatimí, decidió mover la capital de Kairouan a Mahdia (en la costa de Túnez). La capitalidad después regresaría pero tan solo por unos breves años, para después desplazarse definitivamente a El Cairo bajo dicha dinastía fatimí.

A mitad del siglo XI Kairouan recibió invasiones de nuevas dinastías árabes, como los almohades provenientes del sur de Marruecos y una confederación de tribus de Arabia conocida como Banu Hilal que emigraron al norte de África no con buenas intenciones. Es en esta época que la dinastía Zirid se estableció en la zona, nombrando a Kairouan como su capital.

Los judíos fueron expulsados y los que se quedaron fueron obligados a convertirse al Islam, quienes no lo hicieron encontraron la muerte. A partir de aquí ya nunca se volvería a recuperar la comunidad judía en Kairouan. Durante la época de la colonia francesa, en el siglo XIX, comenzó otra vez a florecer tímidamente, pero luego ante la llegada de los alemanes en la segunda guerra mundial huyeron nuevamente. 

Hoy en día todo este pasado judío ya quedó atrás. No queda ningún judío en Kairouan ni tampoco ningún edificio que fuera testigo de aquella época. Hay una sinagoga, ahora convertida en madrasa, pero que no se puede ver ni desde afuera. Es lo único que queda. 

Y esas invasiones de las tribus arábigas y almohades no solo terminó con los judíos, sino también con el progreso que los árabes mismos habían estado desarrollando en Kairouan desde hacía siglos. Por ejemplo, los árabes aglabíes habían construído unos sistemas de irrigación a las afueras de la ciudad, pero las nuevas olas de migraciones también árabes terminaron con estos sistemas. Estas cisternas de agua que se ven en la siguiente foto fueron construidas en el siglo IX d.C. por el príncipe Abu Ibrahim Ahmad, uno de los 11 emires aglabíes que gobernaron Ifriqiyah del año 800 al 909.

Cisterna del siglo IX d.C. que suministraba agua a Kairouan

Hoy en día todavía se aprecia cómo esta ciudad es recortada por los constantes minaretes que se ven aquí y allá que recuerdan lo santa de esta ciudad.

Pero, ¿por qué es tan santa esta ciudad? Primero que nada, porque uno de los compañeros del Profeta Mohamed, Abu Zu’ma al-Balawi, vivió y murió en Kairouan. Su tumba se encuentra hoy en lo que se conoce como la “mezquita del barbero”, puesto que según se decía, al-Balawi llevaba siempre consigo 3 pelos de la barba del profeta.

El mausoleo que alberga la tumba de al-Balawi es del siglo VII, aunque la entrada le está prohibída a los no musulmanes. El resto del complejo, que se fue añadiendo alrededor de la tumba durante el siglo XVII, sí se puede visitar.

Otro motivo por lo que esta ciudad es considerada santa, es por una leyenda que data desde el momento de los orígenes de la ciudad. Según se nos cuenta, el caballo de Uqba bin Nafi, conquistador del Norte de África y fundador de Kairouan, tropezó con algo que brillaba escondido entre las arenas del desierto. En cuanto los soldados quitaron la arena para ver de qué se trataba, vieron que lo que encandilaba era una copa de oro. Alguien del grupo recordó a los demás que una copa como ésa se había perdido hacía años en la Meca.

Por si esto no fuera suficiente, cuando levantaron la copa del suelo, empezó a emanar agua de ahí. Otro del grupo mencionó que el agua provenía del mismísimo Pozo de Zamzam, un pozo sagrado que se encuentra a miles de kilómetros, en La Meca, que según la tradición lo abrió el Arcángel Gabriel, para salvar a la concubina de Abraham, Agar, y su hijo Ismael (Isaac, en la tradición judeocristiana).

A los pocos años de haberse encontrado el pozo de Kairouan, en el siglo VII d.C., se construyó un edificio marcando su lugar.

Edificación del siglo XVII que marca lugar donde está el pozo de agua

Dentro del edificio todavía se ve el pozo y, desafortunadamente, un pobre camello que su única misión en la vida es dar vueltas alrededor del pozo para sacar agua.

Hoy en día este sitio sigue siendo todavía lugar de peregrinacion para algunos musulmanes

Estos aspectos son los que han hecho que Kairouan sea considerada como una ciudad santa, y motivo también por el que numerosas mezquitan han florecido aquí y allá.

 
 

Una de las mezquitas más famosa de la ciudad es la “Mezquita de las 3 puertas”, llamada así por su fachada. Esta mezquita es del 866, en plena época de esplandor aglebí, fue construida por Mohamed ibn Khairun, un estudioso del corán y viajero, que recorrió Baghdad y El Cairo, y finalmente decidió establecerse en Kairouan.

Pero definitivamente la mayor obra arquitectónica, y posiblemente uno de los mayores reclamos turísticos de todo Túnez, y seguramente el mayor de Kairouan, es la Gran Mezquita de Kairouan.

Al igual que las otras mezquitas que hemos venido viendo, ésta también desde afuera parece una fortaleza con sus enormes muros y reforzado minarete.

Cementerio en frente de la mezquita

Muros exteriores de la mezquita

Entrada a la mezquita

Esta mezquita fue mandada construir por el fundador de Kairouan, Sidi Uqba, en el año 670. Esto la convierte en una de las mezquitas más antiguas de todo el mundo musulmán, y en la más antigua de todo el maghreb.

Según una creencia popular, siete visitas a esta mezquita equivalen a una peregrinación (hajj) a La Meca

Lo que más impresiona es su imponente minarete con sus 32 metros de altura. Es el minarete más antigo del mundo en pie. Pues sí, para que se caiga eso está difícil.

De hecho, si uno se fija bien en la base del minarete podrá apreciarse que está construido con grandes bloques de piedra, mientras que el resto de la estructura con ladrillos.

 
 

El motivo de eso es porque cogieron unas piedras prestadas de ruinas romanas. Incluso hay 2 piedras que todavía se les aprecia grabados en latín.

Piedras con grabado en latín en el minarete de la mezquita de Kairouan

Estas piedras romanas no es lo único que los árabes de aquella época tomaron prestado. El patio de la mezquita está flanqueado por unas 400 columnas, reutilizadas de edificios fenicios y bizantinos, por lo que las marcas de las antiguas religiones de estos pueblos también se ve reflejada en algunos capiteles, como la cruz cristiana y el disco solar del dios Baal fenicio.

Capitel de la mezquita con la cruz cristiana

 

Capitel de la mezquita con el disco solar representando al dios fenicio Baal

 

El patio de la mezquita tiene una ligera inclinación, para que cuando lloviera el agua se deslizara suavemente hasta un desague, que estaba comunicado con cisternas subterráneas del siglo IX que también servían para abastecer de agua a Kairouan.

Desafortunadamente a los no musulmanes no los dejan entrar en la sala de oración. Solo permiten ver desde afuera, por lo que pudimos echar un vistazo rápido a las 414 columnas de mármol y granito que se trajeron siglos atrás desde Cartago y Susa.

Hay que imaginarse esta mezquita tiempo atrás más allá que un simple lugar de oración. Hay que recordar que siglos atrás Kairouan era la ciudad posiblemente más influyente del Norte de África, y una de las más importantes del mundo islámico. Y dentro de Kairouan, es en esta mezquita donde se cocinaba todo. 

Éste era el centro neurálgico de aprendizaje, decisiones políticas y comerciales en todo el norte de África. Aquí se enseñaron cursos no solo religiosos, sino también seculares. Aquí se enseñó medicina, matemáticas, botánica, arte, cultura, teología y astronomía.

Y en cuanto religión se refiere, es de esta mezquita donde surgió la escuela malikista. Dentro del Islam sunita hay 4 principales jurisprudencias islámicas, y el malikismo es una de ellas. Ésta fue fundada por Malik ibn Anas en Kairouan en el siglo VIII. Básicamente lo que dice es que la jurisprudencia está basada en el Corán y en los dichos del profeta (hadiths). Y, lo que lo diferencía de otras escuelas, es que también incluye el consenso de la gente de la ciudad de Medina (Arabia Saudí) como fuente válida de la ley islámica. Actualmente el malikismo sigue rigiendo en varios países de la zona. Y también en España en antaño, cuando ésta se encontraba siendo gobernada por los musulmanes. 

Pero todo esto se acabaría con la segunda ola de invasión de otros árabes en el siglo XI. Durante los siguientes siglos Kairouan intentó volver a ser un reflejo de su pasado glorioso, y esto se puede ver en exquisitas joyas arquitectónicas de palacios, mausoleos y capillas construidos entre los siglos XI y XVII.

No obstante la ciudad ya no ha conseguido ponerse en pie como antaño. Desde su fundación en el 670, y durante casi 4 siglos de manera intermitente, Kairouan fue la capital de las dinastías aglabí, fatimí y zirid, hasta que llegaron los almohades desde Marruecos en el siglo XI, y movieron la capital a la ciudad de Túnez en el siglo XII de manera definitiva. Desde entonces, Kairouan debe de conformarse con ser solamente la “capital” religiosa del maghreb. 

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