Día 3: Túnez, recorriendo su historia a través de sus puertas, minaretes y madrasas
Después de desayunar unos dátiles en la cafetería del hotel, mientras escuchábamos la música de Fairouz, cogimos nuestras cosas para visitar la medina de Túnez, esto es, su casco antiguo.
La medina son cientos de callejones retorcidos, algunos más vistosos que otros, algunos más angostos que otros. Pero lo que sí, es que cuando menos te lo esperas, alguno de esos callejones podrá hacer un brusco giro para que de pronto, y de la manera menos esperada, se abra una hermosa plaza, haya algún mercado abarrotado de gente, alguna impresionante mezquita o madrassa.
La ciudad de Túnez fue anterior a Cartago. Al parecer fue fundada por los bereber en el segundo milenio antes de Cristo. Cuando llegan los fenicios en el siglo IX a.C. se la apropian, aunque como ya hemos dicho, su ciudad principal fue Cartago. A través del tiempo y diversas guerras, la ciudad de Túnez fue utilizada por los enemigos de Cartago como centro de sus operaciones. No obstante, y a pesar de su potencial perfil de ciudad aliada, los romanos no quisieron batallar después de la tercera guerra púnica, y también a Túnez le esperó el mismo porvenir que a Cartago: ser destruida.
Años después, los romanos reconstruyeron Túnez antes que Cartago, pero la ciudad no cobró importancia hasta la llegada de los árabes en el siglo VII d.C. En el 894 el gobernante Ibrahim II movió la capital de Kairuán a Túnez. Túnez fue la capital de diversas dinastías de manera intermitente durante los siguientes años, pero no fue hasta los siglos XIII y XIV que Túnez realmente floreció, bajo la dinastía hafsí, sobresaliendo como una de las ciudades más ricas del mundo y rivalizando en población con otras grandes urbes de la época como El Cairo, con una población de aproximadamente 100.000 personas.
Esta época de esplendor terminó en 1534, cuando el pirata Barbaroja le arrebató la ciudad al sultán Muley Hassan de la todavía dinastía hafsí. El sultán acudió a la ayuda del rey español Carlos V, quien accedió a volverlo subir al trono, a cambio de su vasallaje. En 1535 el sultán Hassan otra vez se encontraba gobernando. Pero luego en 1569 se la quitó el Bey de Argel (Argelia), y en 1573 la ciudad otra vez cayó bajo manos españolas, quienes finalmente la volvieron a perder en 1574 a favor de los turcos otomanos. Los gobernantes otomanos (bey) eran semi independientes, por lo que actos de piratería continuaron y se fortalecieron durante los siguientes siglos.
En 1881 Francia invade a Túnez, con el pretexto que algunos soldados tunecinos habían cruzado la frontera con Argelia, principal colonia francesa en África. Francia ocupó Túnez desde 1881 hasta su indepedencia en 1956, siendo brevemente ocupada entre 1942-1943 por las fuerzas del Eje (Alemania, Italia y Japón) durante la Segunda Guerra Mundial.
Es en estos años de colonia francesa donde se construyeron los grandes bulevares de la ciudad y un estilo arquitectónico más similar al europeo que al árabe.
La capital tunecina estuvo rodeada por fuertes murallas desde la época medieval. Desafortunadamente lo que queda de ellas es poco.
A comienzos del siglo IX eran 5 las puertas que permitían el acceso a la antigua ciudad. Bab el Jazira (ya desaparecida), era desde donde salía la ruta hacia el sur a Kairuán, antigua capital de Túnez. Bab Cartagena (ya desaparecida), en dirección a Cartago. Bab Souika (desaparecida) con dirección a El Kef. Bab Menara (sí, desaparecida) llamada así por un minarete que tenía. Bab el Bhar, única sobreviviente de esta época y que antiguamente daba acceso al barrio donde vivían los cristianos de Túnez, es la que se aprecia en las siguientes fotos.
En el siglo XIII los gobernantes hafsíes construyeron 2 nuevas puertas: Bab Bnet (desaparecida) y Bab Jedid (no desaparecida, pero lo siento, no tenemos foto porque no la vimos).
La ciudad siguió creciendo, por lo que sus murallas ya le quedaban cortas. Nuevos barrios estaban siendo construidos extramuros y quedaban desprotegidos. Por tanto, se ampliaron las murallas y se construyeron otros 6 accesos: Bab el Allouj, Bab Khalid, Bab el Fellah, Bab Alioua (todas desaparecidas), Baab Saadoun…
Y Bab el Khadra. Era momento de adentrarse a los callejones de la medina y descubrir lo que tenía que ofrecer.
Definitivamente uno de los puntos de interés más importantes de la medina es la mezquita Zaytuna (10 TND - 3,12 €). Ésta es una mezquita muy antigua, tanto que las fuentes no logran ponerse de acuerdo sobre su fecha de fundación; algunas la sitúan en el año 703 d.C. y otras en el 731 d.C.
Sea lo que sea, todas las crónicas parecen coincidir en que la mezquita está construida sobre una antigua basílica cristiana, y esto podría dar respuesta al misterio del nombre de la mezquita.
Zaytuna significa en árabe “aceituna”. Una teoría es simplemente porque antes ahí había un olivo. Pero otra teoría, y más interesante, es la de un historiador tunecino del siglo XVII, quien afirmaba que la tumba de la Santa Olivia de Palermo estaba ahí. Olivia nació en Sicilia (de hecho es la patrona de Palermo) y murió en Túnez en el 463 d.C., según unas fuentes decapitada debido a conversiones que hizo de almas paganas al cristianismo. Cuando llegaron los árabes a finales del siglo VII d.C. preguntaron a quién pertenecía esa tumba. La respuesta fue “a Olivia” (“Oliva” en italiano) y entonces los árabes simplemente tradujeron la palabra al árabe: zaytuna.
Lo que es un hecho es que es la mezquita más antigua de Túnez (capital) y se estima que es la segunda más antigua de todo el maghreb (después de la de Kairuán, Túnez). El maghreb es prácticamente el occidente del mundo musulmán e incluye a los países: Libia, Túnez, Argelia, Marruecos y Mauritania.
También, sea cual sea el año de su fundación, es un hecho que fue construida por la dinastía omeya. Esta dinastía fue la que construyó una de las mezquitas más hermosas de Damasco:
Los omeyas gobernaron desde Damasco, Siria, y son los que se fueron extendiendo hacia occidente hasta ocupar España. Así que la capital de “España” en aquella época, cuando se le conocía como el Al Andalús, era Damasco (esto durante los años 661 al 750).
Volviendo a la mezquita de Zaytuna de Túnez, ésta vivió nuevas incorporaciones y modificaciones a su estructura a lo largo de los siglos. Es interesante ver cómo algunas de estas modificaciones fueron inspiradas de otras mezquitas importantes de la época como la de Kairuán e incluso de la Mezquita Catedral de Córdoba (fundada en 784).
Y la tunecina, a su vez llegó a influenciar en una de las mezquitas más famosas de El Cairo: Al Azhar.
Al fin y al cabo hay que recordar que en este periodo, Túnez era una de las ciudades más desarrolladas y ricas de toda la región, por lo que en la arquitectura de su principal mezquita quedaba reflejada la influencia que tenía y ejercía entre las principales de la zona: Kairuán, Córdoba y El Cairo.
La mezquita Zaytuna además fue un importante centro de enseñanza durante la época medieval. Hay que recordar que antiguamente las mezquitas eran centros educativos. Incluso, cuando hablamos de las universidades más antiguas del mundo las que primero nos vienen a la cabeza son europeas: Oxford, Salamanca, Boloña, etc… Pero en realidad por casi 100 años de diferencia, las más antiguas están en África y relacionadas con mezquitas: la universidad de Al Azhar del Cairo, ya mencionada más arriba y fundada en el año 970, y la universidad de Fez, Marruecos, llamada Al Karaouine, fundada en el año 859, son las universidades más antiguas del mundo que han estado constantemente operativas.
Aunque claro, mientras unos se la pasaban estudiando, otros……
Al interior de la mezquita desgraciadamente no dejan entrar a los no musulmanes. Aunque sí pudimos hacer alguna foto desde fuera.
Hasta aquí la visita a la mezquita Zaytuna. Era momento de salir de ella y descubrir las demás cosas que tenía la ciudad antigua de Túnez.
Como la mezquita era un centro de enseñanza importante, tal como ya se ha dicho, las calles aledañas estaban antiguamente llenas de mercaderes vendiendo libros. Libros de poesía, historia, ciencias y filosofía. Según un estudio del 2015, el nivel de alfabetización en África es del 63%. No obstante, esto no implica que este continente no haya tenido en su historia algunas de las librerías más célebres y antiguas del mundo. La primera que se viene a la cabeza es la gran biblioteca de Alejandría, construída alrededor del año 300 a.C. en lo que hoy es Egipto, con el fin de albergar “todos los libros del mundo”. Según se dice incluía más de 600.000 manuscritos en forma de papiro conteniendo trabajos no solo de Grecia y Roma, sino también antiguos textos egipcios, escrituras hebreas y escritos del profeta persa Zoroastro. Después de un incendio hace 2.000 años, la biblioteca desapareció por completo.
Otra de las grandes bibliotecas de la antiguedad, también en Egipto, es la que se encuentra en el Monasterio de Santa Catalina, todavía en uso y a los pies de las montañas donde según la tradición Moisés recibió las tablas de los 10 mandamientos.
Ésta es probablemente la biblioteca más antigua del mundo en constante uso. Según se dice, en el año 623 d.C. recibió una “carta de protección” del mismísimo Profeta Mohamed, lo que puede ayudar a explicar la supervivencia de tantos siglos de esta librería. Contiene unos 3.300 manuscritos en griego, latín, árabe, siríaco, georgiano, eslavo, polaco, hebreo, amárico, armenio y persa.
Otras grandes bibliotecas africanas son la de Timbuctú (Malí, 1325) y en Chinguetti (Mauritania, siglo X).
Todos estos lugares eran grandes centros de aprendizaje, y la medina de Túnez no era la excepción, aunque no se puede decir que llegara a competir con estas bibliotecas míticas. En la calle de Los Libreros, en la medina, existen varias madrassas (literalmente significa “escuela” en árabe, aunque muchas veces están asociadas a escuelas coránicas, es decir, donde enseñan sobre el Islam). Éstas se construyeron para dar cabida a más alumnos de la universidad de Zaytuna. Las 3 más antiguas que se conservan son El Najla (“La Palmera”. 1714) (gratis), llamada así por la palmera que todavía se conserva en su patio central.
La siguiente es la de Bachia (gratis), construída por Alí Pasha en 1752.
Y la tercera es la de Sulimania (1754) (gratis).
Es muy difícil que encuentres las 3 madrasas abiertas. De hecho, desafortunadamente muchos edificios religiosos en Túnez se encuentran cerrados o con horarios extraños. Nosotros tuvimos la enorme suerte de que una madrasa estaba abierta, la otra nos colamos con un grupo que iba de visita guiada, y en la otra nos metimos detrás de unos alumnos que iban a estudiar.
El cielo comenzó a obscurecerse. Venía un fuerte aguacero pero todavía queríamos seguir viendo cosas. Así que brincando enormes charcos (y cayendo en ellos) nos disponíamos a seguir mirando cosas. Lo que vimos fue la mezquita de los tintoreros (1726) fundada por el bey Hussein Ben Alí.
Lo único que pudimos ver fue su minarete desde afuera, porque estaba cerrada.
Seguimos brincando charcos para dirigirnos a Dar Othman, que es un palacio mandado construir en 1595 por Othman, el bey de Túnez.
Desgraciadamente cuando llegamos estaba cerrado, por lo que no pudimos entrar. Pero como llovía a cántaros, el guardia se compadeció de nosotros y nos dejó guarecernos de la lluvia en la entrada al palacio. Esto nos permitió echar un pequeño vistazo al palacio por dentro.
La lluvia comenzó a ameinar, entonces dejamos el palacio para dirigirnos a Tourbet el Bey. Este lugar es la necrópolis de la mayoría de los gobernantes (bey) de Túnez de la dinastía Husseiní (1705 a 1957).
Desafortunadamente también estaba cerrado.
Cerca de ahí se encuentra el palacio Dar Hussein (gratis) un palacio habitado por beys y príncipes desde el siglo XI, cada uno embelleciéndolo aún más y poniéndole su toque arquitectónico. La decoración que podemos ver hoy en día fue por Youssef Saheb Ettabaa (1765-1815).
En frente del palacio se encuentra la mezquita El Ksar (gratis).
Esta mezquita es del año 1106 y era la que utilizaban los beys de Túnez.
El siguiente destino fue otra mezquita, la de la Kasba (gratis). Ésta fue mandada a construir en 1235 por Abu Zakaria I, fundador de la dinastía Hafsí. A esta mezquita se le llamó por un tiempo la de los “almohades”, por su minarete.
El califato almohade nació en Marruecos en 1180 y de ahí se extendió por todo el maghreb y Al-Andalús. Este califato estableció su capital en Sevilla hasta que perdió la ciudad en 1248 ante los cristianos. Cuento esta historia porque el minarete de la mezquita de la Kasba se asemeja al de la Guirnalda de Sevilla y al de la mezquita Kutubiya en Marrakech, obras de los almohades. La mezquita de la Kasba se construyó después de que Túnez se liberara del califato, pero por la arquitectura del minarete se puede notar todavía la influencia almohade.
Cerca de esta mezquita se encuentra Dar el Bey, que es otro palacio del siglo XVIII. Desafortunadamente a éste no se puede entrar ya que actualmente son las oficinas de Presidencia y el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Por esta zona se encuentra otra mezquita, la de Sidi Yusef (gratis), de 1616, y onceava mezquita construida en la ciudad.
Lo que tiene de importante esta mezquita es que es la primera que se construye bajo el dominio otomano. Incluso, un rasgo diferenciador arquitectónico es el minarete, que deja de ser cuadricular para ahora convertirse en octagonal.
A un costado de la mezquita hay un hermoso mausoleo que alberga los restos del bey Sidi Yusef, comenzándose así también la costumbre en Túnez de poner los restos del fundador en el mismo lugar de oración.
Por último nos dirigimos hacia Tourbet Aziza (gratis), que es un mausoleo con varias tumbas, entre las que destaca la de Fátima, mejor conocida como “Aziza” (“La Querida”). Ella era un princesa. Liberó a esclavos y en 1646, cuando murió, donó sus bienes a los pobres. Ella se encuentra ahora en este mausoleo.
Ya que este mausoleo se encuentra cerca de la mezquita Zaytuna, dedicamos un tiempo para admirar otra vez su hermoso minarete.
Hasta aquí llegado nuestro largo y buen día por la medina. Definitivamente ésta tiene más madrasas, palacios, mausoleos y mezquitas que visitar, pero no teníamos el tiempo suficiente y también sería mejor recorrerlo con algún local, porque habrá muchos secretos que difícilmente se adivinan de puertas hacia afuera.