Día 10: recorriendo los ksour

Este día me levanté muy temprano porque no sabía cómo podía visitar los “ksour” que se encuentran en los alrededores de Tataouine. Hay casi 90 ksour, algunos en peor estado que otros. Y algunos agresivamente restaurados. Por tanto, me hice una lista y decidí visitar unos 4-6 ksours, que fueran los que se vieran más impresionantes y auténticos a la vez. Primero pensé poderlo hacer en transporte local, pero después de estar esperado 2 horas en la estación de louages (furgonetas) desistí de utilizar este medio de transporte. Afortunadamente (y seguramente no por casualidad) conocí a un conductor en dicha estación, quien se ofreció a llevarme a diferentes ksours por un módico precio claro. Ahora mismo no recuerdo cuánto pagué, pero definitivamente fue una inversión, ya que en ningún momento de todo el día vi ninguna furgoneta o autobús pasar por los lugares a los que yo me quería dirigir.

Al final yo visité ksar Jlidet, Ksar Ezzahara, Ksar Oled Soultane, Ksasr Ouled Dabeb, y los pueblos bereberes Douiret y Chenini. Todos estos ksour se pueden visitar sin coste alguno.

Así que, seguimos bajando al sur, a tierras bereberes donde muchos mercaderes árabes y soldados franceses fueron asesinados antaño por esta etnia, en su lucha por mantener su independencia del norte francés.  

Ksar Jlidet:

“Ksour” es el plural de “ksar”. Y “ksar” significa “granero fortificado”. 

Estos son antiguos graneros comunales de los nómadas bereberes de las montañas Dahar, en el sur de Túnez. Al ser nómadas, no tenían ellos que preocuparse de proteger villas. Sus bienes más preciados eran sus animales y cosechas. Por eso, para estas tierras llenas de problemas, un granero fortificado era una buena solución.

Cada familia podía guardar su cosecha en uno de los pequeños almacenes, o “gorfas”.

Quizás os estéis preguntando cómo se podía acceder a las gorfas de más arriba.

La respuesta está en que este ksar está ya un tanto deteriorado y por lo mismo no se aprecia bien, pero los ksour tenían unas acojonantes escaleras, y pedazos de piedra y troncos de madera sobresaliendo aquí y allá, a modo de escalón. En algunos casos parece un auténtico laberinto vertical para saber cómo poder llegar hasta la gorfa de más arriba. En fotos de otros ksour más abajo se podrá apreciar mejor lo que digo. 

Entre más difícil llegar a la gorfa, más difícil iba a ser que alguien pudiera robar la cosecha. Por tanto, puede decirse que éste era el método de seguridad de los bereberes mientras estaban en el periodo de la trasumancia de sus animales. 

Como era la primera vez que yo veía una edificación de éstas, estaba encantado haciendo y haciendo fotos. Claro que el conductor que me estaba esperando afuera no estaba tan encantado, por lo que me recordó amablemente con su cláxon que teníamos más ksour que ver. La verdad es que sí se lo agradezco, porque éste ksar era tan solo una probadita de los que estaban por venir. 

Ksar Ezzahara:

El encanto de este ksar recae en que está dentro de un pueblo en activo, por lo que se puede ver la interacción entre los graneros y la gente.

Sí, ya sé lo que estáis pensando…que quizás este ksar no está tan bonito como el anterior. PERO, es que había otro patio detrás, donde conservaba otro ksar en mejor estado.

De hecho en éste sí se puede notar un poco más lo que habíamos comentado antes, sobre las difíciles escaleras, y pedazos de troncos y piedras salientes para llegar a las gorfas de arriba. 

Como sabemos, estos almacenes, o gorfas, eran de difícil acceso para evitar los robos. Todas estas son edificaciones bereberes de los siglos XII al XV aproximadamente, y también servían para guarecerse ahí personas o animales en tiempos de ataques. 

Según me comentó el conductor a este pueblo desde hacía poco le había llegado la carretera asfaltada, por lo que todavía se encontraba lejos de los turistas. 

Ksar Ouled Soltane:

La experiencia iba in crescendo, el ksar Ouled Soltane  me impresionó no solo por su tamaño, sino también por su buen estado de conservación. 

Este ksar es del siglo XV, y al igual que los anteriores, tiene un “laberinto vertical” que invita a tener que pensar cómo poder llegar a la gorfa de más arriba. 

Eso sí, si consigues encontrar el camino, y el valor (o estupidez) para llegar hasta lo más alto, obtendrás unas muy buenas vistas.

La verdad, es que estar en este sitio es como entrar a otro mundo desconocido. Simplemente mirad la cafetería, o salon du thé en la siguiente imagen.

Es por eso que George Lucas eligió estos ksour para sus películas de Guerra de las Galaxias. En concreto, estos ksour sería Mos Espa en el mundo de Star Wars, es decir, el lugar donde se encontraban los esclavos, y también la casa del joven Luke Skywalker. A pesar que me encontré por todas partes en Internet que en ksar Ouled Soltane también habían grabado escenas de la película del Episodio I: La amenaza fantasma, lo cierto es que revisé la película miles de veces y nunca encontré ninguna escena donde saliera este ksar. Sí hay otros ksour que salen en la película como ksar Hadada, aunque yo no lo visité.

En fin, era momento de coger el coche y seguirse adentrando por el desierto en estas tierras bereberes.

Chenini:

Mientras íbamos por el camino, iba hablando con el conductor sobre los bereberes, ya que estábamos en su zona, me interesaba saber más quiénes eran ellos. Y además, al siguiente lugar al que nos dirigíamos, Chenini, no era solamente un granero fortificado, sino todo un pueblo en la meseta de una montaña. Sus construcciones son del siglo XII y son de los pocos pueblos bereberes íntegros que quedan.

Se acostumbra decir que los bereberes son el pueblo originario del Norte de África, aunque realmente su origen se remonta al Valle del Nilo, y alrededor del segundo milenio antes de Cristo, comenzaron a emigrar hacia occidente, ocupando todo el norte de África. Me pregunto qué otros pueblos habría ahí antes…

Sea lo que sea, los bereberes son ese grupo étnico que se encontraron los fenicios, romanos, bizantinos, vándalos y árabes a lo largo de los siglos.

Tendemos a agrupar a todos los bereberes, desde Marruecos hasta Libia, como si fuera un único grupo homogéneo, pero la realidad es que entre ellos hay marcadas diferencias, como de lenguaje, vestimenta, y tradicciones.

Los bereberes se autodenominan a sí mismos como “amazigh”, que suele traducirse como “hombre noble”. De hecho, la palabra “bereber” tiene una connotación peyorativa. Griegos, romanos y bizantinos, todos utilizaron la palabra “barbaros” (palabra griega que significa bárbaros) o similares, para referirse a estos pueblos que ya se encontraban en el Norte de África. Cuando llegaron los árabes en el siglo VII, adaptaron la palabra griega al árabe: al-Barbar. Y de ahí quedó “bereber”.

La historia de los bereberes a lo largo de su historia ha sido variopinta según la época y la región. Algunos han sido absorbidos y otros conquistados. Algunos fueron cristianizados y otros islamizados. Y también han estado en el otro lado de la balanza y han forjado poderosos reinos, como el de Numidia y Mauritania, o por una parte haberse unido a los árabes para conquistar Hispania, pero por otra haber luchado contra los árabes para expulsarlos de lo que hoy es Túnez.

Hoy en día prácticamente todos los bereber hablan árabe y profesan el Islam. No obstante, esfuerzos se están haciendo para recuperar sus tradiciones y lengua (que proviene del antiguo Egipto).

Como dato curioso, podrá verse que las mezquitas las pintan de blanco totalmente. Hay quien dice que el origen de esta costumbre es para resaltar el edificio sagrado del resto de las construcciones, para que desde lo lejos y vasto del desierto dislumbre el color blanco y sea una señal de paz y esperanza. Hay también quienes afirman que su orígen tiene una finalidad más práctica, y esto es cuando en los siglos V-VII muchos bereberes ya habían sido cristianizados. Y después llegaron las tropas árabes islamizando. Puedo visualizar las caras de los bereberes mirando hacia arriba y pensando: “oh no, aquí vamos otra vez...”. Así que se dice que al comienzo ellos seguían los rituales cristianos en privado, pero hacia el exterior construían mezquitas para que los nuevos pobladores árabes no los hostigaran. Y las pintarían de blanco para que desde lo lejos los árabes vieran el pueblo bereber, con su buena mezquita, y así los dejaran en paz. Como diciendo “que sí, mira, que sí somos musulmanes”.

Ksar Ouled Dabed:

La verdad es que aquí entendí el refrán que dice “todo lo que sube, tiene que bajar”. Y así es como me sentí, mi emoción iba en aumento con cada lugar que visitaba en esta excursión, hasta llegar al ksar Ouled Dabed. Si el primer ksar me ofreció la sorpresa, el segundo su autenticidad en un pueblo en activo, el tercero su grandiosidad y buen estado...el ksar Ouled Dabed... bueno....digamos que su función fue simplemente ponerme en la contrabalanza la idea que los ksour anteriores realmente habían sido impresionantes. Este ksar era de dimensiones bastante modestas y estaba ya en unas condiciones muy deplorables.

Douiret:

Éste es otro pueblo bereber abandonado.

Desde el siglo XV se encuentra encaramado en lo alto de una montaña, donde 3.500 almas vigilaban qué caravanas pasaban con el fin de hacer negocio.

Douiret fue un importante punto comercial en una ruta de caravanas del desierto con mucho tráfico. Cientos de personas llegarían aquí cada día con sus dromedarios y productos. Durante el día estaría el mercado de Douiret animado lleno de bullicio de gente haciendo negocios. Y por la noche sería una paz sepulcral bajo un cielo estrellado en esta montaña solitaria. Quizás el silencio solo se vería interrumpido por el fuego chisporroteando de alguna fogata y el ronquido de algún dromedario.

Para llegar a Douret hay que subir una empinada cuesta

Hoy en día lo único que se escucha es el sonido del viento, pasando por las calles que antiguamente estarían llenas de voces. El sonido del viento que se mete por las ventanas y puertas de casas abandonadas, y entre las piedras caídas de tiempo atrás, suena de vez en cuando, y acrecenta el sentimiento de soledad en esta montaña del desierto.

Llegando a la cima después de cientos de escalones

Decorado en una casa

Vista del pueblo Douiret

Por último, no podía irme sin visitar su mezquita.

Dentro de la mezquita había una piedra con una inscripción en árabe y en tifinagh, que es el alfabeto que se utiliza para escribir las lenguas bereberes.

Alfabeto árabe (abajo) y tifinagh (arriba) en una de las piedras de la mezquita

Interior de la mezquita de Douiret

Con esto terminaría mi visita por los ksour y pueblos bereberes. Era momento de volver a Tataouine, aquél lugar que comenzó siendo una base militar de los franceses en el siglo XIX para apaciguar a los bereberes, y que ahora es un pueblo habitado por ellos.

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