Día 7: Mrauk-U, simplemente sorprendente

....cuando desperté....el autobús todavía estaba allí....

Los pasos por controles militares eran cada vez más frecuentes. Y como yo no sé hablar birmano, y los soldados con los que me encontré hablaban poco inglés, a veces ocurrían unas escenas un tanto surrealistas. Por ejemplo, el autobús en el que iba fue detenido por un control militar. Se subió un soldado pidiendo las identificaciones de todos, por lo que yo le mostré mi pasaporte. En cuanto lo vio, se me quedó mirando y con un tono imperativo me dijo “Coffee!”. Yo no podía creer lo que me había pedido, me hubiera esperado cualquier cosa menos que me pidiera un café. Incrédulo, me le quedé mirando seguramente con cara de bobo de que no sabía qué hacer. Mi reacción, o falta de ella, se ve que le exasperó, ya que me volvió a repetir más enérgicamente “Coffee! Coffee!”. Esta vez, por mostrar un poco de proactividad de mi parte y asegurarme de que le estaba entendiendo, yo le pregunté “Coffee?”. A lo que él me contesto más desesperado aún: “Yes! Yes! Coffee!”. No se me ocurrió otra cosa que abrir mi mochila y decirle “I am sorry, I don’t have coffee”. Finalmente, el birmano que venía sentado al lado mío me resolvió todo el misterio en un correcto inglés. Me explicó que muchos soldados no saben hablar bien el inglés y que lo que me estaba diciendo era “copy”, es decir, una copia de mi pasaporte.

Después de unas horas del incidente del “café” llegamos a Mrauk-U, era el mediodía y el sol se encontraba en lo más alto. Al bajarme del autobús había un chico con su motocicleta. Acordé con él un precio para que me llevara a X hotel. Fuimos, pero escuché a él y a la señora del hotel tener una acalurada discusión en birmano, y la conclusión fue el conductor mirarme a los ojos y decirme con un limitado inglés: “no hotel”. Le dije que sin problema podíamos ir a otro y ya. Así que así fue. Y después de una segunda discusión entre el motocilista y recepcionista del segundo hotel, escuché otro “no hotel”. Ya me extrañaba a mí, porque no veía ningún movimiento de gente en los hoteles como para que estuviera lleno. Incluso las calles de Mrauk-U estaban totalmente vacías de extranjeros, por lo que más raro se me hacía aún que no hubiera hotel disponible (¿o precisamente esa ausencia de extranjeros en la calle era la consecuencia de algo más?).

Fuimos a un tercer hotel y.....”no hotel”. Pero, afortunadamente, en esta ocasión el chico del local sí hablaba inglés, por lo que le pregunté directamente qué era lo que ocurría. “Conflict, conflict”, me dijo. Me hizo entender que debido al conflicto que estaba habiendo con los rohyingyias, el gobierno estaba obligando que todos los extranjeros de Mrauk-U se quedaran solamente en los hoteles regentados por el gobierno. De esta manera las autoridades públicas podrían tener más control sobre los extranjeros del lugar.

En Mrauk-U solamente había 1 hotel regentado por el gobierno según me contaron (obviamente mucho más caro que la mayoría) y después me daría cuenta que habría solo 1 extranjero en él: yo. El hotel donde me quedé es Vesali Resort Hotel (60 € - 135.151 MMK la noche). Su inconveniente es que está un tanto alejado de la ciudad y los templos, por lo que tienes que andar un buen tramo para llegar a ellos. Pero por otro lado las habitaciones son pequeños bungalós bastante cómodos, y la familia que atendía el sitio cuando yo estuve era muy amable.

Dejé mis cosas y decidí salir a pasear a conocer este pequeño pueblo. Mrauk-U es un pequeño pueblo lleno de templos. Los puedes visitar todos libremente, pero en el templo Shittaung Pagoda deberás de pagar un billete que te incluye la entrada a todos. Este billete cuesta 5.000 MMK - 2,20 €.

Hoy en día Mrauk-U parece un pequeño pueblo donde las cabras pastan a su antojo. Pero este pequeño pueblo otrora fue la capital del poderoso reino de Mrauk-U

El reino Mrauk-U fue fundado en 1430 por el rey Min Saw Mon. En los momentos de mayor esplendor, sus territorios ocupaban mucho de la actual Birmania y Bangladesh. Tenía una poderosa flota naval y los reyes de este lugar solían tener a samurais japoneses como guardaespaldas.

La ciudad estaba protegida por unas murallas defensivas y un sistema de lagos y canales artificiales que les permitía inundar la zona en caso de invasión. Hoy en día es poco lo que queda de esas murallas.

Restos de las murallas defensivas

La jungla comiéndose pedazo de la muralla

El rey tenía su palacio en el centro de la ciudad, fortificado también con unas murallas. Lo que sería aquél palacio de madera teca ha desaparecido totalmente, quedando solo las murallas que lo protegían, los cimientos del palacio, y las escaleras de piedra que recibían al visitante.

Lienzo de muralla del antiguo palacio

Los cimientos son de los pocos restos visibles del palacio

Por estas escaleras pasaría el rey Min Saw Mon, fundador del reino de Mrauk-U

Conforme el poder del reino fue creciendo, su número de habitantes acaudalados también. Y de ellos siguieron cientos de templos y pagodas que pueden verse aún hoy en día. Entre los siglos XVI y XVII barcos de toda la zona llegaban a Mrauk-U para comerciar, incluidos portugueses y holandeses.

En 1785 Mrauk-U fue atacada por el rey Bodawpaya y a partir de ahí su abandono comenzó.

Lo que sería su tiro de gracia es cuando los ingleses decidieron en 1826, después de la primera guerra anglo-birmana, desplazar el centro comercial regional más hacia el sur, a Sittwe.

Mrauk-U conserva templos que parecen más búnkers o fortalezas, construidos con sólidas paredes gruesas de piedra, como el templo Htukkanthein, de 1571.

Templo Htukkanthein del siglo XVI

Posiblemente estos templos servirían también como lugares de refugio durante épocas de guerra.

Este templo fue construido por el rey Min Phalalung.

El templo por dentro es un espiral obscuro que cada vez sus circunferencias se van acortando, como si nos estuviéramos acercando al centro de una concha de caracol. Los lados del pasillo están flanqueados por 140 nichos con estatuas de Buda y figuras humanas labradas alrededor, de las cuales se cree fueron donantes del templo.

El interior es bastante obscuro, pero esto le confiere un aire de misterio

Interior del templo

Figuras humanas como éstas se piensan que fueron de antiguos donantes del templo

Al llegar al final del espiral, en el centro, se encuentra una cámara de 5m. de altura que alberga una imagen del Buda.

Otro templo-fortaleza más antiguo aún (1535) es Shite-Thaung.

Shite-Thaung se traduce como el “templo de las 80.000 imágenes de Buda”, y el templo por dentro realmente es un laberinto de imágenes labradas. En la concepción budista, decir “80.000” no significa literalmente, sino que es una manera de decir “muchas”.

Detalle que perdura del policromado

Algunas figuras pareciera que tuvieran más influencia hinduista, incluso hay algunos dioses hindúes representados como Indra, Vasundhara y Suria, dios del sol

Este templo fue construido por el rey Min Bin, y fue construido solamente en un año con mil trabajadores. Y así como hay unas partes que nos recuerdan más a dioses hinduistas, otras partes del templo son principalmente representadas por imágenes del Buda.

El laberinto termina en la cámara principal, donde está la estatua principal del Buda.

Cámara principal del templo

Supuesta huella del pie de Buda

Al lado de Shite Thaung se encuentra el templo Andaw Thein, construido por el rey Min Raza en 1598, según se dice para albergar unas reliquias del Buda que fueron traídas desde Sri Lanka a principios del siglo XVI.

El templo Andaw Thein son una serie de estupas que comienzan a ser devoradas por la jungla y que, al igual que cualquier templo en Mrauk-U, hace a uno sentir una vibra especial por estar ahí solo, en cámaras llenas de estatuas de Buda con una tenue luz, que ayuda solamente a incrementar el sentimiento mágico del lugar.

Cerca de ahí se encuentra la estupa Sakyamanaung, construida en 1629 por el rey Thirithudhammaraza.

Siguiente por el camino, la siguiente estupa a ver sería la estupa Laungbanpyauk construida en 1525 por el rey Minkhaung.

Estupa Laungbanpyauk

Lo que hace única esta estupa es que por fuera todavía conserva unos azulejos con flores con inspiración islámica

Ahora sería momento de dirigirme a Pitaka Taik, una pequeña biblioteca donde se conservaba el Tripitaka. El Cristianismo tiene la Biblia, el Islam el Corán, el Judaísmo la Torah, el Hinduismo el Baghavad Gita, y así sucesivamente. Libros sagrados que fueron escritos por una (o varias) figura(s) religiosa(s) relevante(s) según cada religión, y por tanto lo que está ahí escrito no puede ser ni discutido ni cambiado a través de los siglos. El Budismo no tiene una equivalencia así. No tiene ningún libro único. Sino que más bien a lo largo de los siglos diferentes altos rangos van escribiendo enseñanzas y éstas se van acumulando. Todo el compendio de esas enseñanzas escritas es lo que se conoce como el Tripitaka. Por tanto, el “libro” budista son escritos a lo largo de siglos por diferentes personas en diferentes lugares. Y esta biblioteca a la que ahora me dirigía contiene algunos de estos escritos traídos desde Sri Lanka a finales de la década de 1640.

Camino totalmente inundado por el monzón

Biblioteca Pitaka Taik

Eso que parece un río en la foto de arriba no lo era. ¡Era el camino para dirigirme a la biblioteca! Lo que pasa es que cuando viajé a Myanmar era en la época del monzón, por lo que a momentos el cielo descargaba una fuerte lluvia, como si el cielo se cayera. Todo lo demás que parece campo verde, estaba igual de inundado.

Así que, no tocaba otra cosa más que quitarse las sandalias, remangarse los pantalones, y desear que mis pies descalzos que pisaban el suave lodo bajo el agua no se fueran a encontrar con un bicho no deseado en esta tierra de víboras.

La biblioteca Pitaka Taik es una pequeña estructura de solo 4 m. de largo y 2,7 de alto. Y además se encuentra protegida por un techo de lámina que la afea un poco.

Fue construida en 1591 por el rey Minphalaung (el mismo que construyó el palacio y el primer templo descrito arriba). Ésta es una de las siete bibliotecas que quedan de las 48 que había originalmente. Por fuera está labrada y la parte superior muestra una crisentería.

Regresando por el mismo camino-río, y subiendo una pequeña colina, se llega al templo Mahabodhi Shwegu. Este templo fue construido durante la segunda mitad del siglo XV por el rey Ba Saw Phyu, un poderoso rey que expandió el territorio del reino de Mrauk-U.

Templo Mahabodhi Shwegu

A pesar de ser un pequeño templo, tiene algo de especial. Quizás por su ubicación en lo alto de una colina, o quizás su aislamiento del resto de templos. Al ser un templo totalmente a oscuras, quizás entrar no invita mucho… pero todo hay que decirlo, este pequeño templo tiene unos relieves increíbles, ya que con un minucioso detalle narra partes de los cuentos Jataka.

Los cuentos Jataka son más de estilo popular que de tipo religioso, y su valor está en que tienen más un fin de entretenimiento que de dar un mensaje. En los Jataka se cuenta sobre las vidas previas del Buda, donde frecuentemente renacía como animal y superaba situaciones complejas de manera creativa y cómica.

Hay un total de 547 cuentos Jataka, e incluso algunos de ellos comparten paralelismos con otros cuentos populares de diferentes culturas.

Mientras estaba en este templo vi que ya comenzaba a obscurecer, por lo que decidí mejor regresar al hotel en el que el gobierno me habia puesto para descansar un poco...

...horas después de haberme repuesto estaba en el patio del hotel, sentado en una mesa hablando con un chico de unos 23 años. Era el hijo de la familia que regentaba el hotel, todos empleados del gobierno. Estaba hablando con el chico sobre diversas religiones o filosofías (él me preguntaba mucho sobre el catolicismo porque quería aprender, mientras que él me explicaba mucho sobre el budismo).

De pronto, nuestra plática se vio interrumpida por un gran alboroto en la carretera, que pasaba justo al lado del hotel. Se escucharon varios gritos, por lo que el chico se puso nervioso y giró su cabeza hacia donde se escuchaban los gritos para prestar más atención. Pregunté que qué ocurría y en seguida me puso su mano izquierda abierta extendida enfrente mío, queriéndome indicar que guardara silencio, mientras que él seguía con su cabeza inmóvil prestando la mayor atención posible y con una cara tensa.....

Era septiembre de 2017, y el conflicto con los rohingya acababa de estallar nuevamente. Los rohingya son musulmantes que viven en Myanmar, en concreto en el estado Rakhine, donde se encuentra Mrauk-U.

La versión oficial del gobierno es que ellos no son ciudadanos birmanos, sino que son bengalíes o de Bangladesh, y que han cruzado la frontera de forma ilegal para asentarse en Myanmar. La versión de los rohingya, es que ellos han estado en esta zona de Myanmar desde generaciones atrás. Sea como fuere, el gobierno birmano al no reconocerlos como ciudadanos de su país, les niega todo tipo de derechos: de trabajo, de educación, poderse mover libremente por el país, etc... Simplemente no los considera como ciudadanos de Myanmar.

Desde la segunda guerra mundial, y durante años, los rohingya han efectuado diversos ataques contra el gobierno, en busca de un estado Rakhine independiente, anexado a Bangladesh, o al menos autónomo dentro de Birmania. Ésta es la región más pobre de Myanmar, con un 78% de su población viviendo en condiciones de pobreza.

El último de estos ataques fue en agosto de 2017, pocos días antes de mi visita. El Ejército de Salvación de los Rohingya Arakan (ARSA por sus siglas en inglés) había atacado 24 puestos de policía y una base militar dejando 71 muertos. El gobierno birmano respondió con gran fuerza, incendiando villas enteras de rohingyas, violando y matando. Desde los días que yo estaba en Myanmar, hasta el siguiente año, el gobierno mataría brutalmente alrededor de 9.000 rohingya. Alrededor de 740.000 rohingyas, “la minoría más perseguida en el mundo”, han tenido que abandonar Myanmar a la fuerza y huir hacia la vecina Bangladesh, al campamento de refugiados Cox Bazar, siendo su caso un caso de “limpieza étnica” según Naciones Unidas.

.....volviendo con mi compañero de conversación en el hotel, éste bajó finalmente la mano al ver que ya no se escuchaban los gritos afuera. “Es que ayer entraron 3 rohingyas con una AK-47 a Mrauk-U disparando”, me dijo, “por lo que hoy hemos montado un punto de control en la carretera”, que porque había un pueblo rohingya a tan solo 3 kilómetros de ahí me dijo.

¿Está aquí afuera el control?” pregunté. “¿Puedo salir a verlo?”. “Mejor no, puede ser peligroso”, fue la respuesta de mi joven amigo. Seguimos sentados hablando, pero esta vez ya no hablábamos de religiones sino del conflicto. El chico estaba visiblemente asustado, aunque aún así me dijo: “si tengo que tomar un arma para luchar, lo haré”. Yo le quería hacer ver que él se veía muy buena gente, a la vez que asustado, que porque no quería pelear. Y le dije, que le podía asegurar que en ese pueblo musulmán a 3 kilómetros seguramente habría un chico igual de buena gente que él y también asustado. Le quería tratar de despertar la empatía, hacerle ver que lo que él sentía seguramente “el otro” también lo sentía. Buscaba poder crear un vínculo entre mi compañero y la otra persona imaginada que podía estar a 3 kilómetros de nosotros. Deseaba intentar disminuir el sentimiento de “nosotros” y “ellos”, intentar poner una pequeña partícula de que las cosas no se resolvieran con violencia. Pero claro, yo era un simple turista ahí de paso. Yo me iría y el conflicto aquí se quedaría.

De hecho así fue, mientras escribo estas líneas, otro actor intervino en la zona: el Ejército de Arakan. Éste es un ejército integrado principalmente por budistas y que lucha en contra del ejército convencional del ejército birmano. Durante el conflicto rohingya los budistas del Ejército de Arakan se hacen a un lado, dejan que se maten entre el ejército birmano y los rohingyas, pero en cuanto los rohingyas dejan de atacar, el Ejército de Arakan, en búsqueda de un estado Rakhine independiente también, ataca al ejército birmano. Estos combates se suceden hoy mismo (julio de 2019) entre los templos de Mrauk-U descritos arriba.

En cuanto mi acompañante se levantó para ir al baño aproveché para salir a la carretera y mirar el puesto de control. El hotel se encontraba sobre la carretera, justo en una curva, así que caminé un poco, y apenas tomé la curva, y ahí estaba el control militar. Estaba ya bien entrada la noche. De mi lado derecho se abría toda la selva, y enfrente de mi veía varias siluetas de hombres sobre la carretera que recortaban la negrura de la noche. Me acerqué andando cautelosamente, no quería hacer ningún movimiento que los pudiera poner nerviosos. Había como unas 50 personas. Con armas de fuego solamente vi a 3. Los demás estaban armados con machetes, tubos, etc... Habían atravesado un tronco sobre la carretera para así obligar a los coches a que se detuvieran.

Bordée el tronco, y según yo muy despistadamente aprovechando la obscuridad del lugar seguí andando para cruzar el control. Pero en eso, escuché una voz que algo me dijo en birmano. Al yo no entender, quise jugar el papel del turista tonto, y dije “Mingalaba”, que significa “hola” en birmano, mientras seguía andando a paso lento. Volví a escuchar que me repitieron lo mismo aunque yo seguía sin entender, así que me detuve. La obscuridad no me dejaba ver la cara de la persona que me hablaba, sólamente lo que su cigarillo encendido, que jamás se desprendía de su boca, ni cuando hablaba, le lograba iluminar. Tontamente, yo le dije otro “mingalaba”. En eso, ya no fueron solo palabras lo que escuché, sino un rozar de algo de metal con el pavimento de la carretera. El tipo me había sacado un machete. Mientras me hablaba lo hacía sonar amenazadoramente con el suelo. Le dije en un inglés muy básico que yo era de México, que era turista, y que me gustaría pasar. “¿Ok? ¿Ok?”, le dije, mientras caminaba lentamente continuando mi camino. Sólo le veía el rostro pobremente iluminado por su cigarrillo, pero esta vez la boca ya no decía nada, y lo más importante de todo, el machete habia dejado de moverse, así que interpreté esto como un permiso para continuar.

Del otro lado del punto de control me quedé ahí un rato tan solo observando. La gente me miraba mucho y había un poco de tensión. Era el único extranjero ahí. En eso, muchos gritos y el cielo se iluminó. Alguien había tirado una bengala porque juraba haber visto a personas internarse por la selva, así que varios fueron a la selva a buscarlos, mientras otros seguían haciendo guardia en el tronco.

Decidí volver al hotel. Ahí estaba el chico preguntándome porqué me había salido. Me dijo que esa noche él y toda su familia iban a hacer guardia. Me recomendó que esa noche no durmiera con el aire acondicionado para que así pudiera estar escuchando todo lo que sucedía afuera, por si había necesidad de salir corriendo, esconderse, o lo que fuera.

Como dije antes, el hotel estaba justo sobre la carretera a las afueras de Mrauk-U, y el punto de control estaba pasando el hotel, antes de entrar a Mrauk-U, por lo que si algún ataque era repelido en el puesto de control, el unico objetivo que podrían atacar los combatientes era el hotel donde estaba hospedado.

Esa noche no me quité las lentillas, y tenía lo más importante en una mochila más pequeña por si tenía que salir corriendo (dinero, pasaporte, cargador del móvil). Realmente era tanta la tensión que iba en aumento durante la noche, que hasta ni al baño quería ir, aunque tenía que ir porque tenía el estómago un poco flojo. Pero cuando estaba sentado en el wáter realmente pensaba: “¿y si ahora mismo hay un ataque? ¿Qué hago?”.

Estaba ya acostado. El aire acondicionado apagado y las ventanas abiertas. Escuchaba todo el concierto de los cientos de insectos nocturnos que hay en Myanmar. Veía a las lagartijas en mi habitación. Todos ellos ajenos al conflicto. Cada vez que se acercaba un coche, escuchaba los gritos del punto de control. Lo único que pensaba era: “¿Va a empezar todo aquí? ¿O el coche se detendrá y continuará el concierto de los insectos como si nada?”.



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