Día 6: Bukhara, la ciudad que llegó a competir contra Baghdad

Este día comenzamos visitando un lugar que es un claro ejemplo de esa pluralidad religiosa que existía antaño en Bukhara, hablamos de la mezquita Maghoki-Atar (gratis). Aunque lo que queda por fuera de esta mezquita puede que no impresione mucho, y que por tanto se pase de largo, el hecho es que su historia sí es interesante. Estamos hablando que probablemente se trate del lugar más sagrado hoy en día de toda Bukhara, y que definitivamente es la mezquita más antigua en pie de toda Asia Central.

Mezquita Maghoki-Atar, la más antigua de toda Asia Central

El origen de esta edificación no está del todo claro, pero se piensa que la edificación está en lo que era el centro de la Bukhara del siglo V a.C. Aquí existía un mercado llamado “Moh-Bazaar” (el mercado de la Luna). En este mercado se vendían ídolos dedicados a Moh, el dios de la Luna, y al parecer ya existía aquí un templo dedicado a esta deidad. El dios de la Luna era importante entre las comunidades nómadas pues era el que iluminaba las noches durante sus viajes por el desierto.

Para el siglo V d.C. este templo se convierte en un templo zoroastro, y parece ser que en algún momento también en templo budista.

Lo que se sabe con más certeza es que a inicios del siglo VIII se reconstruye como mezquita y que, dado que todavía Bukhara no contaba con ninguna sinagoga, a los judíos se les permitía rezar junto con los musulmanes en este templo.

Esta mezquita es uno de los pocos edificios que se conservan en pie y que no fue destruido por los mongoles.

Después de haber visto la mezquita, continuamos nuestro camino hasta el “Ark” (2 €). El Ark es la parte más antigua de Bukhara. Tiene unas murallas impresionantes que han sido destruidas y levantadas de nuevo una y otra vez desde el siglo V d.C.. Nosotros íbamos caminando por una larga calle pasando por un bazar de alfombras, donde gente mayor estaba sentada en la acera jugando ajedrez con sus trajes típicos, cuando de pronto se alzaron ante nuestros ojos las imponentes murallas. No podía dejar de imaginarme todo lo que estas murallas habrían visto durante su larga historia. Cada pensamiento se veía interrumpido por un “pum”, y luego otro “pum”, y otra vez un “pum”. Ya no tenía que imaginarme nada al ver lo que tenía en frente de mí. Con camisas del Barça, unos niños habían dibujado con tiza una portería en una parte de la muralla, y cada “pum” era cada vez que un niño anotaba un gol y el balón rebotaba en la muralla.

Murallas del Ark

El Ark y sus murallas es uno de los monumentos más antiguos de toda Bukhara, datando del siglo V d.C.

Esta espectacular fortaleza ha estado habitada desde el siglo V d.C. hasta la llegada de los rusos en 1920. Hasta este año, unas 3.000 personas vivían protegidos por sus robustas murallas. Aquí había establos, palacios, bibliotecas, y oficinas de estado. Ésta era la residencia de los emires de Bukhara.

Desgraciadamente en 1920 los soviéticos bombardearon fuertemente el Ark por lo que hoy en día permanece un 80% en ruinas. Aunque nosotros no entramos, adentro hay una mezquita y varios museos de la historia de Bukhara y de algunos artículos importados especialmente de Rusia. Hay una habitación que todavía conserva el trono del emir.

El interior del Ark se encuentra actualmente en ruinas desde el paso de los rusos por aquí en 1920 al intentar ocupar la ciudad

Escaleras de la torre de agua

En frente de esta fortaleza-ciudad hay una torre de agua en desuso que fue construida por los soviéticos. La torre tiene más de 30 metros de altura y si tienes suerte, puedes acercarte y ver si la puedes subir. La base de la torre está rodeada por una malla con una puerta, aunque cuando nosotros fuimos la puerta estaba abierta. Al principio es fácil subir, pero conforme uno lo va haciendo, se va dando cuenta cómo el metal empieza a crujir, como cada vez más arriba va habiendo más aire, y cómo incluso se siente que la torre se mueve ligeramente cuando uno está en lo alto. Las vistas desde arriba son buenas aunque tampoco espectaculares.

En frente del Ark y de la torre de agua se encuentra Bolo-Hauz (gratis), una de las mezquitas más bellas que he visto.

Mezquita Bolo-Hauz

Esta mezquita fue levantada en 1712, aunque su elegante iwan, o pórtico, de 20 columnas fue añadido a inicios del siglo XX. Ésta era la mezquita donde el emir de Bukhara venía a rezar. Algunas fuentes nos dicen que le gustaba entrar de manera desapercibida para reforzar el mensaje que era simplemente uno más de la población, y otras fuentes nos dicen que todo lo contrario, que le gustaba entrar a la mezquita con gran pompa como símbolo de su autoridad. Supongo que a lo largo de los siglos por esta mezquita desfilaron varios emires, así que habría entrado a ella cada uno con su personalidad.

Este pórtico fue añadido en el siglo XX para dar sombra a los fieles durante su rezo

Detalle impresionante de los capiteles y artesonado de la mezquita Bolo-Hauz

Mujer uzbeka terminando sus oraciones

El nombre de la mezquita, Bolo-Hauz, se traduce como “encima de la piscina”, haciendo clara referencia al estanque que se encuentra en frente. Este estanque ha sido vital para los habitantes de Bukhara , ya que es aquí donde antaño venían a recoger agua en época de sequía.

Las 20 columnas se reflejan en el estanque, motivo por el cual a veces a esta mezquita se le conoce como la de “las 40 columnas”

Hombres uzbekos refrescándose de los calurosos veranos de Bukhara

Ahora sería momento de ver el mausoleo de Ismail Samani. ¿Quién fue esta persona y por qué es importante? En lo que actualmente es Irán y Uzbekistán entre los años 819 d.C. - 999 d-C. se estableció la dinastía samánida. Fueron 200 años que convirtieron a esta región del mundo en un polo de desarrollo y conocimiento. Y su máximo gobernante fue Ismail Samani, quien gobernó del 892 al 907 d.C.

Ismail Samani fue el que cimentó el Islam en esta zona donde todavía los zoroastras tenían alta presencia. Fue él quien hizo de este lugar una región semiautónoma del poder de Baghdad y el que convirtió a Bukhara en su capital. Fue durante su reinado y gracias a él que Bukhara, y también Samarcanda, se convirtió en un importante centro comercial y cultural. Tan es así que en esta época las monedas acuñadas en Bukhara eran las que mayor circulación tenían por toda Asia Central.

Pues bien, ése es Ismail Samani y éste es el mausoleo donde yacen sus restos. El sepulcro fue construido en el siglo X.

El mausoleo de Ismail Samani es uno de los pocos ejemplos de arquitectura samánida existentes. Es una mezcla entre el zoroastrismo (por los círculos de ladrillo en la parte superior representando al sol) y la forma cúbica de la tumba representando a la Kaaba de la Meca

Este mausoleo es probablemente la única construcción de época samánida que se conoce. Al parecer cuando los mongoles arrasaron la ciudad de Bukhara en el siglo XIII, el mausoleo se encontraba prácticamente enterrado en tierra y lodo por el paso del tiempo. No fue hasta 1934 que fue descubierto y excavado.

Gracias al encauce de Samani, Bukhara seguiría prosperando durante los siguientes casi 100 años, atrayendo a grandes poetas, científicos y artistas de todo el mundo. Uno de los ciudadanos más importantes de Bukhara fue Ibn Sina, o como es conocido en occidente: Avicena.

Avicena nació en el 980 d.C. y a temprana edad se fue a residir a Bukhara junto con su familia. Él fue un médico, filósofo, astrónomo y científico durante la Edad de Oro del Islam. La medicina fue su fuerte y a sus 16 años le salvó la vida al emir de Bukhara. Esto le permitió el acceso a la biblioteca del Ark, así como a las bibliotecas de otras grandes ciudades de la época como Balkh, Rey, Isfahán y Hamadán. El avance de Bukhara era tal que estaba comenzando a competir con la mismísima capital del califato abasí: Baghdad.

No obstante, en el año 999 Avicena sería testigo de la llegada de los karajánidas, una dinastía de origen túrquico que ocupó Bukhara. La dinastía samánida había llegado a su fin.

Las obras escritas más importantes de Avicena son El Libro de la curación y el Canon de medicina, siendo éste último un libro de texto obligado en las universidades europeas medievales hasta 1650.

Hasta aquí había llegado nuestro día de hoy. Era momento de regresar a nuestro hotel y descansar un poco para después salir a cenar.



¿Quieres dejarnos un mensaje?