Día 3: Kyaiktiyo, donde la Roca Dorada desafía la gravedad

Mi misión del día de hoy sería ser capaz de llegar a Kyaiktiyo, y después continuar hasta Yangón. Kyaiktiyo es aquél lugar que probablemente alguno de vosotros ya hubiera visto en alguna fotografía o postal. Es aquella Roca Dorada que parece estar milagrosamente en equilibrio en el borde de un desfiladero. Yo me he encontrado esa imagen acompañada de frases baratas de superación personal como “Todo lo que sueñas es posible”, “No hay imposibles en esta vida”, etc...

La forma en la que yo llegué desde Hpa-An fue primero tomar un autobús hasta Kyaikto (no Kyaiktiyo, donde está la Roca Dorada) (2,25 € - 5.000 MMK). De ahí, contraté en la calle a un motociclista para que me llevara en moto hasta Kinpun. De Kinpun salen unos extraños vehículos similares a Jeeps, que una vez que se llenan salen para Kyaiktiyo (1,75€ - 3.000 MMK el coste del trayecto).

Los 11 kilómetros de recorrido en este vehículo es bastante espectacular. Sube y baja por la montaña entre la selva con unas vistas impresionantes.

Vistas de la selva desde la carretera

Interior del vehículo con Kiayiktiyo al fondo

Una vez que el vehículo llega a Kyaiktiyo la Roca Dorada se encuentra a unos pocos pasos. Kyaiktiyo está entre los 3 lugares más sagrados para el budismo en Myanmar (los otros dos siendo la pagoda Shwedagon en Yangón y el templo Mahamuni en Mandalay). Su entrada cuesta 5,80€ - 10.000 MMK.

Durante siglos, cientos de miles de devotos budistas de todo el mundo han llegado a este punto del país para poner sobre la roca pequeños panes de oro. En Myanmar la leyenda y la historia se mezclan hasta un punto que en ocasiones hace difícil discernir cuál es cuál. Respecto a la Roca Dorada, la leyenda nos dice que hace miles de años el Buda le regaló uno de sus pelos a un ermita llamado Taik Tha’, quien lo guardó cuidadosamente entre su cabello, y después le regaló dicho pelo al rey. El deseo del ermita era que el pelo del Buda fuera depositado sobre una roca que tuviese forma de una cabeza humana, representando así a los ermitas. Supuestamente gracias al padre del rey que era un alquimista, y a la madre que era una princesa dragón, encontraron dicha piedra en el fondo del mar, y después una barca transportó la Roca Dorada hasta la cima de esta montaña (vale, sí, creo que aquí nos queda claro qué parte puede ser la leyenda).

Desde el punto de vista histórico, sabemos que la estupa de 7,3 m. de altura que está sobre la roca fue construida en el año 581 a.C. por el rey Teikthadhamma.

De acuerdo con la leyenda un pelo del buda en el interior de la estupa mantiene el delicado equilibrio de la piedra

Según se cuenta en el interior de esta estupa es donde se encuentra el pelo del Buda. Este pelo está tan cuidadosamente acomodado que es el que balancea la roca e impide que caiga por los más de mil metros de altura que tiene la montaña.

Se supone que las vistas desde aquí son espectaculares y que el sitio se llena de monjes budistas a dejar sus ofrendas. Desafortunadamente el día que yo estuve caía una suave pero constante lluvia, habiendo una nube instalada en la cima que me impedía ver a lo lejos y que impedía estar al aire libre por mucho tiempo.

Al observar de cerca, es impresionante la minúscula superficie en la que realmente está haciendo contacto la roca

Me acerqué a poner un pan de oro en la piedra, pero como había estado lloviendo al momento de pisar la piedra lisa me di un resbalón hacia abajo, por lo que no tuve opción más que apoyarme de la gran Roca Dorada. Os juro que me asusté de pensar en que se iba a caer.

A pesar que no pude ver las vistas y que estaba lloviendo y tampoco me dejó ver a monjes meditando, fue una gran experiencia visitar este lugar que definitivamente recomiendo.

Ahora era momento de volver a tomar una motocicleta que me llevara de vuelta a Kyaikto, para de ahí coger un autobús hacia Yangón (3,15 € - 7.000 MMK), antigua capital de Birmania.

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